15 de abril de 2011

LA FELICIDAD DE CORRER

Chema Martínez resume en "La Tribuna" de El Periódico de Catalunya sus reflexiones sobre la carrera, contenidas en su libro "Correr es vida" que presentó la semana pasada.

En este enlace podéis consultar toda su biografía.

La felicidad vital de correr

Confianza, compromiso, disciplina y perseverancia son valores que se adquieren con la práctica deportiva

Acabo de presentar mi libro Correr es vida y me siento especialmente satisfecho por el resultado. Bueno, ahora falta ver si a la gente le satisface o no. En cualquier caso, me siento bien por haberlo escrito, al margen del número de ejemplares que pueda vender. He tenido la suerte de que varios amigos míos se hayan avenido a participar en el libro, como José María Pallete (presidente de Telefónica en Latinoamérica), quien me ha regalado un prólogo maravilloso; y un tal Dani Martín (músico y miembro de El Canto del Loco), quien me ha regalado también un bonito epílogo.


 Para mí también es muy importante que una parte de la venta del libro vaya destinada a la Fundación Proniño, organización que lucha por erradicar el trabajo infantil, dando a esos chicos una educación y la posibilidad de tener un presente y un futuro.
 Creo que el libro tiene un título potente, de esos que llaman la atención. Correr es vida . Suena bien, es una frase que en mi caso define a la perfección lo que es mi vida: ¡correr! En el libro no hablo de planificaciones, ni de entrenamientos, ni de series... Hablo de otro tipo de cosas, no menos importantes: de sensaciones, de vivencias, de momentos, de lo que aporta a mi vida el running , como se dice ahora, y de cómo esa forma de vida que he elegido me ha hecho ser una persona más feliz.  
 Pero no solo en mi caso. Cada vez son más las personas que viven y sienten eso del running, gente anónima que no duda en madrugar para poder realizar un entrenamiento antes de ir al trabajo, o bien en las horas del almuerzo, o bien al finalizar su jornada laboral, y eso les hace sentir bien. Esa constancia, ese deseo de mejorar, esas ganas de cumplir el objetivo marcado... Todo eso hace que la gente se sienta mejor, haciendo también felices a los que tiene cerca, ya que, cuando alguien se siente vivo, contagia su vitalidad a todo aquel que le rodea.
 Todas estas personas aficionadas a la carrera a pie, que cada vez son más, me llenan de energía, de vitalidad, ya que son mi fuente de inspiración; personas que descubren de pronto su cuerpo y disfrutan de sus posibilidades como nunca lo habían hecho antes. Con esto quiero decir lo importante que es cuando empiezas a escucharte a ti mismo, a ver cómo responde tu musculatura ante los esfuerzos, a notar qué se siente después de lograr un objetivo, o no, o saber asimilar con inteligencia y paciencia lo que se siente al no lograrlo, asimilar el éxito o el fracaso y aprender en ambos casos; eso es lo más importante.
 También hablo de cosas mucho más sencillas, como el mero hecho de salir a correr a la calle o al campo, a liberar tu mente tras una dura jornada de trabajo. La carrera te aporta tranquilidad, y después de esa ducha posterior al entrenamiento te encuentras bien, con ganas de hacer cosas sin tensiones.
 En definitiva, con este libro trato de expresar todas las cosas que a mí me ha dado este deporte, que es mucho, como supongo que en la misma o parecida proporción otorga a todas las personas que comparten como yo la pasión por la carrera, todo un estilo de vida. Hablo también de otras cosas no menos importantes, como es tener sueños, comprometerte para cumplirlos, con voluntad y disciplina, con confianza y perseverancia... Todos esos valores que se adquieren y se potencian con la práctica deportiva.  
 También tiene su capítulo en este libro, por desgracia, la gran lacra del deporte moderno, el dopaje, o el lado oscuro, como le llamo yo. Cada vez nos sorprenden menos las noticias que giran en torno al dopaje, y eso es triste. Pero yo sigo siendo un romántico del deporte y creo en sus valores, creo que existe un deporte y unos deportistas honestos, un deporte limpio en el que, a pesar de que haya tramposos (igual que en todos los ámbitos de la vida), hay otros muchos que trabajan honestamente para llegar a conseguir esos sueños. A veces no se gana –bueno, la mayoría de las veces–, pero no hay que buscar el triunfo a cualquier precio. Esa manera de ver y de vivir el deporte a mí me ha dado satisfacción y, sobre todo, felicidad.

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